Engañero

Corazón, ¡por qué no callas…!
¿No te cansas de llorar?
¡Mira que me estoy muriendo!
¡Mira que no puedo más…!
Si yo pudiera arrancarte
para dejar de penar,
y así mostrarle a ese ingrato
que al que olvida hay que olvidar…
Corazón, vos me engañaste,
o es que no te comprendí…
Pensé que no lo quería
y hoy miro que no es así.
Tengo miedo muchas veces;
tengo miedo ‘el aflojar…
¡tengo miedo que me obligues
corazón a perdonar!
.